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Cuando se cerró el telón, todos los actores
se acomodaron en el escenario para saludar y firmar autógrafos. Los chicos se
amontonaron alrededor de ellos para verlos de cerca, querían un saludo de
Clara, de la bruja, de Blancanieves y de Cenicienta. Pero había una sorpresa
más. Globos de todos los colores y la ya famosa bolsa de golosinas que la
empresa de Julio Ernesto Gutierrez Conte
regala a cada uno de los chicos como saludo y despedida de una tarde mágica.
Más de 1.300 aeroportuarios vieron por
primera vez “El Cascanueces y las Princesas Encantadas” interpretado
por el Ballet Metropolitano de Buenos Aires basado en el cuento original
de Hoffmann y adaptado especialmente para transmitir a los niños la fantasía de
una de las más maravillosas obras coreográficas de todos los tiempos brindados
por el emprendimiento de Julio Ernesto Gutierrez Conte.
